jueves, 22 de octubre de 2009

Capitulo 3: La carta de la polemica







Hoy, día 22 de octubre es el día en el en todos los colegios de Francia se ha leído (en teoría) la carta de Guy Moquet. Y vosotros os preguntareis ¿y a mi que me importa? Efectivamente, no os importa, pero me parece tan fuerte que he decidido contároslo como una curiosidad.




Lo primero de todo os voy a hablar del amigo Moquet. Este joven francés fue un militante comunista que fue ejecutado por los alemanes en 1941 junto con otros 26 prisioneros comunistas, en lo que se conoce como la matanza de Châteaubriant. Con su muerte, Moquet se convirtió en un símbolo de la resistencia a la ocupación nazi. Antes de morir, Guy dejó una carta de despedida a su familia (muy tierna ella, incluso te puede hacer llorar). Resumiendo, en ella le pide a su madre que sea valiente y que su muerte sirva para algo. Una carta muy sentimental, como las muchas cartas que los prisioneros durante la guerra civil española dejaron a sus familias. Unas cartas que pueden arrancar una lágrima a la persona que las lee, conocedora del triste final que tuvo su autor. Y os preguntareis, ¿Y que tiene esta carta de especial? Pues francamente, nada. No aporta ninguna gran enseñanza a la humanidad, ni revela ningún misterio. Quien ha hecho que cobre importancia, y que muchos sepan incluso que existió un hombre llamado Guy Moquet, ha sido nuestro amigo Sarko, que cuando le da por pensar, de su cabeza pueden salir unas cosas...de vamos agarrate que hay curva.


En 2007, cuando Sarkozy llego al Elíseo, hizo leer la carta durante su ceremonia de investidura, en el bosque de Boulogne. Y desde ese momento, decretó su lectura obligatoria en todos los colegios de Francia, el 22 de octubre, el mismo día en el que fusilaron al joven comunista. Y como no podía ser menos la polémica esta servida (aqui, el día que no haya polémica por algo, hay que empezar a preocuparse, y seriamente). Muchos profesores se niegan a leer la carta porque consideran que es algo más emocional que pedagógico o instructivo para sus alumnos. Y no entienden porque hay que leer esa carta y no otra de otro prisionero cualquiera. Este el caso del colegio que visité ayer para hacer una encuesta a los niños. La directora me dijo que en principio era facultativo leer la carta, tal y cómo estaba publicado en el Journal Public (equivalente al BOE español). Pero de repente, Henri Guaino, uno de los consejeros de Sarko (tiene muchos) dijo vía el altavoz público, que la lectura era obligatoria y que los profesores, como funcionarios públicos, estaban obligados a cumplir con la disposición. Así que la directora decidió dejar a sus profesores a su libre albedrío y que hicieran lo que estimasen más oportuno, aunque ya me adelanto que creía que ninguno la iba a leer en clase. Salvo que viniera la inspección de la Academie (equivalente al departamento de educación) y les obligasen a leerla.
Minutos más tarde, pude comprobar a través de los testimonios de los alumnos, que no sus profesores no les habían comentado nada al respecto. Y lo mejor de todo, que ¡ni siquiera sabían quien era el tal Moquet! De ocho alumnos encuestados, sólo una tenía una ligera idea. "Uno que hizo la guerra, no". Bueno, más o menos, pero poco preciso. Finalmente, no han leído la carta.
Por lo que se, en Toulouse muchos colegios han hecho lo mismo que este y no han leído la carta. Aunque hay algunos que si lo han hecho, fundamentalmente por que ha venido el inspector. En fin, después de la supuesta lectura, la polémica sigue en la calle porque el año que viene tocará otra vez leer la famosa cartita. Orden de Sarko: Amén.

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