jueves, 4 de marzo de 2010

Capitulo 11: Cuando los franceses nos dicen "olé"




Qué divertido es ver un partido de fútbol Francia-España, en tierras galas y con resultado de 0-2. Cierto, era un partido amistoso pero hay que reconocer que ganar a los franceses, y más en su casita pues produce cierto gustirrnin. Es uno de esos momentos en los que a una servidora le sale el poco orgullo patrio que tiene. A los pupilos de Vicente no les hizo hacer falta hacer grandes esfuerzos para torear a una selección, que poco o nada tiene que ver con aquella de los Zidane, Barthez, Blanc, and company que consiguieron leventar una Copa del Mundo y otra de Europa. Los que ayer saltaron al cesped de Saint Denis, son los resquicios de aquel equipo glorioso. Ya mayores y sin otra motivación, que no sea cobrar a fin a de mes. En fin, una victoria, la de la roja, que ha tocado el orgullo francés.


Como no tengo tele, me enchufé, vía Internet TF1 (canal que retransmitía el partido). Ya que nuestra querida TVE no emite los eventos en directo para el extranjero, pues tocó verlo a través del otro lado. Hecho, que me permitió ver por segunda vez en mi vida ver una retransmisión de fútbol en francés (la primera fue cuando al Toulouse lo eliminaron de la Copa de la Liga). Y hay que reconocer que comenten en el medio que comenten, los narradores galos son capaces de dormir a las ovejas. Poco entusiasmo y una alocución monotona, que apenas varía cuando el equipo local esta a punto de meter un gol.


Ayer, tres simpáticos señores de cuyos nombres no me acuerdo, nos obsequiaron con con muchos piropos dirigidos al equipo español. Algunos ejemplos "Este equipo es increíble, cómo mueven el balon", "Son mágnificos" "Qué clase". Al final de la retransmisión, hicieron la siguiente predicción "Como España siga asi, va a ganar el mundial". Unos elogios que también el público francés nos dedicó desde las gradas. Cuando escuchaba eso de "olé", pensé. "Pero esto es Francia.. seguro que no jugamos en España? A la afición gala, impotente ante el poco entusiamo que le ponían sus jugadores al asunto, no le quedó más remedio que reconocer la superioridad de la "Roja". De poco sirvieron las dos veces en las que la grada sacó a pasear banderas tricolor, y los cacareos de algun gallo que circulaba por ahí. Al final, y con un setimiento de rabia comprensible en ellos, despidieron a los tres mosqueteros, osea "Titi", que esta vez no pudo sacar la manopla, "Scarface" Ribery y Anelka con una sonora pitada.


Abucheo, del que no se libró el seleccionador de los "bleus", el incombustible Raymond Domenech. "Domenech dimisión", pidió la grada en más de una ocasión. Una reclamación a la que se ha sumado la mismisima secretaria de estado para el deporte, que responde al nombre de Rama Yada. Una mujer a la que, dicho sea de paso, no le gusta el deporte y que pusieron en el cargo para mantener la diversidad del Gobierno. El caso es que desde la eliminación de los galos en la pasada Eurocopa, Domenech no ha dejado de ser cuestionado. En aquel momento, al amigo Raymond no se le ocurrió mejor idea que pedirle a su churri, Estelle Denis, que casualidades de la vida presentaba el programa especial de la "Euro" en el canal M6, que se casara con él. La cara de la mujer en directo era todo un poema. Esto, unido a sus plantemientos tácticos, poco eficaces, como poner a Ribery fuera de su sitio y esas cosas, han consumado el divorcio entre el "coach bleu" y su afición.


Esta mañana, cuando he llegado al curro algunos de mis compis me han felicitado por el partido, al tiempo que despotricaban contra su equipo "Payasos", "Inutiles" y demás calificativos. Y debo reconocer, que en ese momento me he sentido...pues bien. No siempre, a los franceses les da por alabarnos (aunque nos reconocen mucho más de lo que algunos piensan). Generalmente, les gusta más dar lecciones. Es lo que tiene ser un país ilustrado. Aunque en cuestiones futbolisticas les llevamos una gran ventaja. Y aunque me fastidie que nos digan eso de "olé" porque es un topicazo, quedará para la historia el momento en el que el Stade de France coreó casi al unísono el "olé".